Una de las formas de clasificar los impuestos es en progresivos o regresivos. Los primeros se caracterizan por tener en cuenta la capacidad económica del contribuyente, mientras que los segundos no. Por lo general los impuestos directos son progresivos y, los indirectos regresivos.
Los impuestos pueden clasificarse en directos e indirectos, de estos los primeros se caracterizan por recaer sobre la persona natural o jurídica y se gradúan conforme a la capacidad de pago, mientras que los segundos recaen sobre los bienes y servicios y se determinan sobre el valor de estos.