Aunque la Dian cambie su logo (y en lo cual se están gastando mucho dinero público pagando pautas publicitarias hasta en los paraderos de los buses de las ciudades), al final sigue siendo la misma entidad ineficiente que siempre se toma hasta el último día para efectuar los procesos.
En el pasado, cuando las declaraciones eran sobre el papel, nadie le hacía la firma autógrafa al representante legal. Aunque hallamos evolucionado a la firma electrónica, no significa que alguien pueda suplir al representante legal en su tarea de reservarse las contraseñas de su firma electrónica.
Tomo el nombre de la reciente novela de Vargas Llosa para pintar un cuadro de una realidad en extremo compleja. Comenzamos este año con una nueva reforma tributaria y con un viejo y constante dolor de cabeza cada vez más intenso. La evolución de las tecnologías de información ha llevado a que el cumplimiento de […]