La NIA 320 brinda algunas herramientas para determinar si una partida de los estados financieros tiene importancia relativa para efectos de la ejecución del encargo de auditoría. En este editorial mencionamos las claves que le permitirán comprender este estándar y desarrollar una auditoría efectiva.
Preocupan los profesionales independientes que sean personas naturales, pues estarán cada vez más atrapados por el gran volumen de documentación y exigencias formales obligatorias que le seguirán imponiendo los organismos de control, tanto nacionales como internacionales.
A través de la automatización robótica de procesos se recopila el análisis o el cálculo de datos, a una velocidad muy superior a la de una persona o un equipo. Se debe contar con la capacidad de procesar grandes cantidades de datos, muchos más de los que se podían manejar tiempo atrás.
Los profesionales contables deben generar una gran defensa del ejercicio de la revisoría fiscal para que esta no sea reemplazada. De igual forma, deben estar atentos y capacitarse para enfrentar el reto de la convergencia a los Estándares Internacionales. Se recomiendan algunos cambios en los dictámenes.
Los contadores públicos que realicen encargos de revisoría fiscal, auditoría financiera u otros relacionados deben aplicar las Normas Internacionales de Auditoría –NIA–. Por lo tanto, resulta indispensable conocer los parámetros que se deben atender en cada una de las etapas que componen este proceso.
El ejercicio de la auditoría requiere que el profesional ejecute un proceso de planeación que le permita garantizar de forma anticipada el alcance de la labor, a fin de dar cumplimiento a los objetivos propuestos para la entidad auditada. En la NIA 300 se establecen los lineamientos de este proceso.
Toda empresa está continuamente expuesta a la ocurrencia de sucesos fraudulentos que pueden afectar su normal funcionamiento, por lo que es necesario que todo empresario identifique este tipo de situaciones y conozca las herramientas de auditoría dispuestas para su prevención y oportuna detección.
Inspección, observación y confirmación externa, son tres elementos de una extensa lista de procedimientos que deben tener en cuenta los contadores públicos al momento de obtener evidencia en una auditoría. A continuación, profundizamos en este tema.
Desde enero 1 de 2019 son aplicables las modificaciones introducidas por el Decreto 2170 de 2017 al marco técnico normativo de las Normas de Aseguramiento de la Información, como, por ejemplo, la incorporación de la NIA 701. Conozca de qué se trata esta norma y cómo impacta su informe de auditoría.
Desde el punto de vista de las llamadas “big four”, la tecnología no sustituirá la labor de los auditores, pero sí les ayudará a elevar la calidad de su trabajo. Además, siempre se necesitará a alguien para programar la máquina, guiar la inteligencia artificial y ofrecer experiencia como base para aprender.
La dinámica de la relación entre el auditor y la empresa va a experimentar una notable evolución gracias a la aplicación de herramientas tecnológicas avanzadas, con ventajas no solo para los gestores de la empresa y los auditores, sino también para los grupos de interés que operan en el mercado.
Al momento que un contador público o revisor fiscal vaya a aplicar los procedimientos indicados por la NIA 500 debe tener en cuenta la relevancia y fiabilidad de la información que usará como evidencia. Explicamos estos conceptos a continuación.