Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
La auditoría externa no es obligatoria pero puede ser una herramienta de control interno y externo y un valor agregado de la compañía ante clientes, proveedores, inversionistas y accionistas, además de una estrategia para la prevención e identificación de riesgos.
La auditoría externa no es una obligación dispuesta por la normatividad, por tanto es una decisión voluntaria de cada empresa que debe evaluar las necesidades y posibilidades de esta. Es importante resaltar que dicha revisión es comúnmente necesaria en las empresas de tamaño considerable, en las cuales la gerencia y/o dirección se encuentra compuesta por personas diferentes a las que conforman el máximo órgano de dirección, asamblea de accionistas o junta de socios, y requiere de mecanismos de control que garanticen la confiabilidad y verificabilidad de los informes emitidos por la organización.
De tal manera, las razones para contratar una auditoría externa son las siguientes:
La información es producida y presentada al público tanto interno como externo; clientes, proveedores, trabajadores, que serán los encargados de dar uso a los datos contenidos en dichos informes.
Por tanto, los informes cuentan con el respaldo de la certificación de un auditor externo, quien garantiza que la información contenida en los informes corresponde a la realidad de la organización y está preparada y presentada en conformidad con las disposiciones legales a las que se encuentra sujeta la organización.
El auditor externo tiene bajo su responsabilidad la certificación de que los datos contenidos en los estados financieros se han reconocido, registrado y revelado en concordancia con el marco técnico normativo para la organización; por tanto se puede asegurar el cumplimiento de la empresa con las disposiciones legales, lo cual otorga garantías de cumplimiento legal por parte de la empresa.
Cuando una empresa cuenta con los servicios de auditoría externa proporciona un mayor grado de seguridad y fiabilidad en sus accionistas e inversionistas; esto debido a que se tiene la seguridad de que un tercero externo a los intereses y operación de la organización está encargado de ejecutar labores de revisión de la información. Igualmente, que en concordancia con los principios fundamentales que rigen su labor, dicho profesional contable actúa bajo independencia y objetividad, lo que genera idoneidad de la información y en consecuencia se muestra como una empresa segura para depositar fondos que producirán los resultados que han sido revelados en los diferentes informes.
Sumado a lo anterior, la auditoría externa otorga confianza en la medida que se cuenta con un tercero que se encarga de evaluar la acción de la gerencia y de los preparadores de la información y protege el ocultamiento de información que puede representar riesgos materiales para la empresa y por ende para la inversión o participación de socios y accionistas.
Tanto para el equipo gerencial como para el máximo órgano directivo de la empresa, el informe que es entregado por parte de la firma encargada de la auditoría externa es un insumo que permite evaluar diversos aspectos de la organización y con base al mismo tomar decisiones que exceden los aspectos meramente financieros; entre estos se incluyen la gestión, operación, administración, temas de tributación, entre otros.
En los procesos que se ejecutan por parte del equipo de auditoría externa se deben identificar y señalar los riesgos materiales a los que se encuentra expuesta la organización, a fin de que se puedan implementar mecanismos de prevención y mitigación de las consecuencias potenciales de los mismos. Por tanto, la auditoría externa es un mecanismo que se puede utilizar para prevenir consecuencias materiales que afecten la operación, liquidez o permanencia de la organización.
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