Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Se considera base fiscal el valor atribuido a los activos, pasivos y patrimonio con propósitos fiscales, motivo por el cual dichos importes se encuentran regulados por la normatividad que emiten las entidades competentes para tal fin.
Puede presentarse la situación de que algunas partidas tengan base fiscal aunque no se encuentren contabilizadas como activo o pasivo como es el caso de las partidas que se registran como gasto.
Entre los aspectos que deben tenerse en cuenta respecto de la base fiscal es que es característica de los activos y pasivos exigibles, depende de la forma en cómo se espera recuperar el activo o cancelar el pasivo y que no todas las partidas se presentan como activo o pasivo, tal y como se señaló anteriormente.
Asimismo es válido tener en cuenta que pueden surgir diferencias entre la base fiscal y la contable y por tanto se presentarán diferencias temporarias, lo cual implica que será necesario calcular el impuesto diferido. En otras palabras, cuando se tiene identificada plenamente la información financiera y la fiscal es posible determinar cuáles son las bases contables o financieras y cuáles son las bases fiscales. Se necesita la base fiscal porque posiblemente pueden originarse diferencias temporarias las cuales generan el impuesto diferido.
De esta forma, la Ley de reforma tributaria estructural 1819 de 2016 es el primer paso hacia la conexión formal entre las normas contables y las fiscales, esto sin desconocer que al momento de establecer las bases fiscales se consideran algunas excepciones a la regla general, con el fin de proteger la capacidad contributiva del contribuyente.
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