Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Obsolescencia: la pérdida de valor de los activos


Actualizado: 26 julio, 2017 (hace 7 años)

La obsolescencia podría definirse, en términos coloquiales, como algo que se ha dejado de usar. En ese sentido, esta palabra está asociada al grado de obsolescencia que van adquiriendo los activos, es decir, su antigüedad, su pérdida de vigencia, de capacidad, utilidad y, por lo tanto, su caída en desuso.

A pesar de que este era un concepto al que no se le prestaba mayor atención, hoy en día es de crucial interés ya que, debido a los movimientos en la economía global, modas impuestas y a la innovación acelerada que presentan las empresas, los activos pierden su calidad de uso con mayor facilidad.

Factores que determinan la obsolescencia

Existen dos factores determinantes de la obsolescencia: en primer lugar, gracias a la innovación las empresas tecnológicas tienen la posibilidad de diseñar productos con una vida útil corta (esto se conoce como obsolescencia programada) que permiten generar más opciones de compra y que el ciclo de producción se acelere puesto que los consumidores requieren reemplazar sus artículos obsoletos por los artículos nuevos que oferta la misma entidad.

En segundo lugar, gracias a las estrategias publicitarias y de mercadeo se persuade al consumidor para que cambie de forma contante artículos como ropa, accesorios, vehículos y demás; de este modo se generan tendencias de alienación que inducen a las personas a no usar artículos del mercado considerados como “fuera de temporada”, “fuera de moda” o “viejos”, lo cual pone en posición de obsolescencia esos activos y, por efecto de la oferta y la demanda, disminuyen considerablemente su valor.

Acorde a las características mencionadas y a lo que estas generan, es de vital importancia que las empresas realicen cálculos y estimaciones sobre la vida útil y la pérdida de valor que han tenido los activos por concepto de obsolescencia, y de acuerdo a esto realicen los ajustes al valor de los mismos (lo que bajo Estándares Internacionales se reconoce como ajuste de los activos por deterioro del valor).

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