Universidades en paraísos fiscales – Luis Alberto Penagos

“Si la sal se corrompe, quién salará la tierra”.

Mateo 5: 13

Desde el momento en que me dispongo a escribir este artículo, el solo título me parece sugestivo y me causa pena ajena y una rabiecita el hecho de pensar que una universidad privada o pública esté sacando dinero de los estudiantes para los paraísos fiscales. Lo digo con rabia porque es inaudito, inocuo, inconcebible, inapropiado, descarado y además torpe y miope, pues todos sabemos que precisamente las universidades gozan de exenciones de impuestos importantes, tanto nacionales como distritales o municipales. Esto lo escribo porque recientemente leí un artículo en la prensa ecuatoriana en el que decía, ni más ni menos, lo siguiente: “El presidente de Ecuador, Rafael Correa, señaló este miércoles (13 de julio del 2016) que es una «vergüenza» que cinco universidades privadas del país mantengan nexos o tengan capitales en paraísos fiscales y que se hayan convertido en instituciones lucrativas cuando fueron creadas sin ese propósito”.

El mismo presidente Correa señaló que es una “vergüenza” que universidades privadas tengan capitales en paraísos fiscales; estas “gozan de exoneraciones tributarias y arancelarias”.

Tras una investigación realizada por el Servicio de Rentas Internas –SRI–, se constató que por lo menos uno de los directivos de las universidades privadas San Francisco, de las Américas, Internacional del Ecuador, SEK y la universidad de Especialidades Espíritu Santo, tendría “relaciones comerciales con empresas constituidas por el estudio jurídico Mossack Fonseca de Panamá en paraísos fiscales”, según la comparecencia de Leonardo Orlando, director del Servicio de Rentas Internas de Ecuador –SRI–, ante la Comisión de Justicia de la Asamblea Nacional.

Al parecer las universidades en ese país, léase en Centroamérica y Suramérica, utilizan el mismo eslogan “Entidad sin ánimo de lucro”, pero deberían agregarle lo que dice nuestro amigo el Dr. Zuluaga “pero sin ánimo de perder”. Es la manera más expedita de hacerse multimillonario con una de estas entidades y con las también famosas fundaciones que en todos sus documentos se lee la tan trillada frase “Entidad sin ánimo de lucro”, pero como diría otro difunto amigo “y en Colombia, quién le pone el cascabel al gato; qué entidad estatal o de control se ha dignado hacer por lo menos una investigación de todas esas universidades privadas que cobran millonarias matrículas a sus estudiantes, mientras los pagos a sus trabajadores y profesores son pírricos frente a lo que reciben”. Este es un campanazo de alerta a esas entidades de control que en mi opinión no controlan a nadie, no hacen seguimientos, no hacen procedimientos de debida diligencia, todo el mundo calladito y pasando de agache, como si no pasara nada; ¿será que tanta calma chicha es porque todo anda bien? Y si se llegara a descubrir un caso como el de Ecuador, ¿sí tendremos funcionarios competentes para investigarlos?, para rastrear esas operaciones y sancionar a los responsables; ya tuvimos un caso como el de la Universidad San Martín de Bogotá, y cuántos casos por el estilo habrá en todo el país. ¡Válgame Dios!, “si la sal se corrompe, quién salará la tierra”.

Autor:

C.P. Luis Alberto Penagos M.