Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Desde comienzos de diciembre del 2014, el dólar ha tenido una recuperación gradual, que ha permitido, hasta la fecha, superar la barrera de los $3.000 pesos. La revaluación de esta divisa ha generado un efecto negativo en la economía colombiana.
Luego de que el precio del dólar superara su máxima cotización en 12 años y sobrepasara sin modestia los $3.000 pesos, ahora los mercados, las empresas y los consumidores están preguntándose hasta dónde puede llegar la divisa; lo anterior teniendo en cuenta que en lo que va de agosto, la cotización ha subido la significativa cifra de 236 pesos. Con esto, no es exageración pensar que el dólar podría llegar a los 3.250 pesos, e incluso algunos especialistas en la materia señalan que finalizando el 2015, esta divisa podría alcanzar los $3.500 pesos.
El contador público y especialista en finanzas José Arbey Maldonado, explica algunos aspectos de importancia para tener en cuenta, a fin de entender qué tanto afecta a la economía nacional, la revaluación del dólar:
La única forma de tener una mediana aproximación al rumbo de la divisa es ver el comportamiento de los precios del petróleo. Este ha sido el factor más relevante de los últimos meses, pues el desplome del valor del crudo ha resentido las cuentas del Gobierno, la inversión extranjera directa, las exportaciones y, por ende, las expectativas sobre Colombia.
En cuanto a las tasas de intereses en EE. UU., sigue la expectativa sobre su inminente incremento. Aunque hay quienes consideran que esta situación ya fue descontada por los mercados, la realidad es que la mayor percepción de riesgo seguramente mantendrá la turbulencia.
Los indicadores del primer semestre se mantuvieron positivos pese al entorno complicado; no obstante, hay expectativa sobre si esta dinámica se mantendrá en lo que resta del 2015.
Por otra parte, en medio de la seguidilla de resultados poco alentadores para la economía colombiana, hay algunos índices que todavía se mantienen saludables, entre ellos la cartera de crédito; es más, a pesar de que JP Morgan puso al país entre los cinco más frágiles, destacó que el único factor de bajos riesgos es el crédito. Lo anterior se ve reflejado en las cifras que reveló la Superintendencia Financiera la semana pasada, las cuales muestran que ni el crecimiento de los saldos ni la morosidad reflejan, por ahora, el menor desempeño económico.
Adicionalmente, el saldo de cartera de los establecimientos de crédito cerró el primer semestre en 357,5 billones de pesos, que según la Superfinanciera representan un crecimiento real anual de 11,4 por ciento.
En la más reciente encuesta sobre la situación del Crédito, que cada trimestre realiza el Banco de la República, las entidades financieras advirtieron que, con excepción del segmento comercial, han sentido una disminución de la demanda por préstamos para consumo, vivienda, e incluso microcréditos.
Justamente, al verlo desde el punto de vista de la demanda, Fedesarrollo advirtió sobre un deterioro en la confianza del consumidor, en donde se hizo evidente una menor disposición para comprar bienes muebles y electrodomésticos, adquisiciones que generalmente se hacen a través de crédito; desde la óptica de la oferta, los establecimientos de crédito señalaron que en los últimos meses han aumentado las exigencias para otorgar crédito en todas las modalidades, especialmente en consumo y microcrédito.
Debido a la firma del Tratado de Libre Comercio –TLC– con los Estados Unidos, y otros países industrializados, muchos artículos importados han llegado a ocupar los estantes de algunos supermercados y centros comerciales. Ahora, esta canasta de bienes extranjeros hace parte de los artículos que consumimos cotidianamente.
El primer golpe que se recibe es en el momento de comprar electrodomésticos, repuestos para carros, herramientas, vehículos nuevos, ropa de marcas extranjeras, artículos tecnológicos, y algunos alimentos provenientes del exterior. Además, comprar dólares a precios altos significa que se requerirá un mayor presupuesto, es decir, tiquetes de avión más caros, alojamiento más costoso y en cuanto a compra de regalos con tarjeta de crédito, también se pagará más. En otras palabras, hacer turismo fuera del país se puede volver frustrante.
Otras afectadas son las empresas que elaboran productos a partir de insumos importados, como los de origen químico, pues deben cubrir mayores costos que pagan destinando más pesos por cada dólar; otro de los gremios perjudicados es el de los ensambladores de carros de marcas extranjeras.
Los ingresos de los cafeteros no han mejorado como se esperaría, pues el precio de compra interno depende, además de la tasa de cambio, del precio de la Bolsa de Nueva York y la prima por calidad.
Hay que resaltar que el precio de los carros importados no depende únicamente de la tasa de cambio, sino, entre otros factores, también de los inventarios que tenga cada distribuidor, del lugar de origen de la importación, y de las coberturas cambiarias.
Los más afortunados son quienes venden productos en el exterior porque están recibiendo más pesos por cada dólar ingresado; algunos de los sectores exportadores más ganadores son la industria de las confecciones, seguido por el sector exportador agropecuario. Sin embargo, estos beneficios no necesariamente se traducen en el corto plazo, pues el incremento de las exportaciones no se da de un día para otro.
Por otra parte, también se benefician los colombianos que reciben remesas provenientes de los Estados Unidos.
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