Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

Fracaso de la contabilidad para la formalización – Hernando Bermúdez Gómez


Según los últimos datos que han llegado a nuestro conocimiento, las microempresas ascendían a 2.517.869, es decir, un 86,77% sobre el total de organizaciones inscritas en las cámaras de comercio.

Uno de los objetivos que se quería alcanzar con la Ley 1314 de 2009 era promover la formalización, la cual, como se ha expuesto en Contrapartida con anterioridad, implica, entre otras cosas, llevar contabilidad.

No conocemos los resultados de las gestiones en este campo. Colombia es un país en el cual no se lleva cuenta de los efectos de cada ley, aunque así se haya pretendido en el pasado.

Nos atrevimos a señalar que las normas para el Grupo 3 no fomentaban la formalización, puesto que no pensaron en los que no llevaban contabilidad. Por el contrario, asumieron que estas empresas harían un tránsito del Decreto reglamentario 2649 de 1993 al hoy Decreto reglamentario 2420 de 2015.

Mal pueden las empresas infractoras, que no dieron aplicación a las nuevas normas en los tiempos previstos, cumplir con las normas de transición, todas las cuales han sido objeto de decaimiento. ¿En cuánto tiempo ajustarán su contabilidad? Nadie sabe, ni sabrá, ya que muchas de ellas no están dentro del alcance real de las autoridades.
La mayoría de las acciones de las autoridades colombianas se dirigen hacia las grandes empresas, los grandes patrimonios, los grandes proyectos. Cada individuo, si es pobre, no pasa de formar parte de las estadísticas.

El Gobierno no sabe convencer sobre la conveniencia de llevar contabilidad y muchos contadores tampoco. Rápidamente llegamos a que la contabilidad es un medio para asegurar el pago de impuestos y ejercer control sobre ciertas actividades, como el lavado de activos, que se refugia en la informalidad.

La formalización debería propender por la aplicación de modelos de contabilidad administrativa, que cualifiquen de tal manera la gestión, que esto se note en los resultados. Siempre habrá quienes recurran al crédito para sacar adelante sus proyectos. Pero muchísimas personas de bajos recursos saben que a punta de créditos se trabaja mucho por poco.

Se requiere identificar necesidades no satisfechas, concebir cómo atenderlas en forma expedita y creciente, producir bienes y servicios de gran calidad, satisfacer al cliente en todo aspecto, no solo con el precio. Son millones los que con tan pocas directrices han hecho fortunas. Para hacerlo, necesitan una contabilidad que apoye la gestión y no tanto una contabilidad para inversionistas, banqueros y recaudadores.

Las microempresas son la mayor fuente de empleo amable que hay en el País. Cada uno es su propio jefe, su propio empleado. Familias enteras se unen para apoyar tareas tan elementales como vender tinto en alguna calle de la ciudad.

Hernando Bermúdez Gómez
Las publicaciones “Contrapartida” son escritas por miembros de la comunidad académica del Departamento de Ciencias Contables de la Facultad de Ciencias Económicas y Administrativas de la Pontificia Universidad Javeriana.
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