Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Además de administrar con criterio los recursos de una compañía, la máxima autoridad de la gestión y dirección empresarial debe ser un líder. Sólo así podrá orientar, de manera exitosa los destinos de la organización.
Ser la cabeza de una compañía no se trata de tener únicamente en cuenta a accionistas y clientes, de igual manera, hay que tener los dos ojos puestos en los colaboradores, subordinados y empleados que trabajan en ella.
El cargo de CEO o Presidente Ejecutivo es bien complejo, ya que además de garantizar el equilibrio en la gestión empresarial, debe ser capaz de desarrollar compañías que enfrenten los cambios constantes del entorno y sepan diferenciarse de sus competidores.
Luisa Fernanda Elsin, directora del Executive MBA de la Universidad de los Andes de Colombia, asegura que la importancia del CEO radica en que él es quien debe definir la estrategia y el norte en la organización, además de lograr que todo su equipo se comprometa y motive con los diferentes objetivos estratégicos.
“El CEO es quien mejor puede comunicar los objetivos de la organización. La gente busca de manera natural alguien a quien emular y tomar de ejemplo. De ahí el inmenso alcance que llega a tener un CEO con inteligencia no solo administrativa y técnica, sino también emocional”, dice en MBA & Educación Ejecutiva.
Ahora, el CEO tiene que tener muy claro que debe tener una estrecha relación con todas aquellas personas que tienen intereses directos e indirectos en la empresa y que pueden afectar el logro de los objetivos, ya sea por acciones, decisiones políticas o prácticas empresariales.
Según apertura.com si la Junta Directiva está presidida por un Director hay que invertir tiempo en afianzar una sólida y recíproca relación desde el comienzo con este miembro. El director principal es quien maneja las sesiones ejecutivas del consejo cuando el jefe no está presente, y quien luego le informa lo ocurrido. Estas conversaciones son importantes para el CEO.
Hable con el Director de la Junta Directiva sobre la metodología de trabajo y cómo desea implementarla. Se puede entablar un dialogo para tener responderse preguntas como: ¿cada cuánto pueden hablar entre reuniones?, ¿qué cambios se pueden observar a futuro? ¿cuál es el eje de pensamiento de su mesa directiva y cuáles son las prioridades claves que los miembros del consejo consideran importantes para que usted, como CEO, trate durante los próximos seis y 12 meses?
Desde los años 70, varios estudios han medido qué sucede cuando las compañías contratan a nuevos directivos. Casi todos los hallazgos fueron consistentes: los cambios de gerencia corresponden más o menos con un 10% a la variación de la rentabilidad corporativa promedio, advierte The Wall Street Journal.
Como asegura el inversionista, empresario y filántropo estadounidense Warren Buffett, «cuando un gerente con una reputación brillante afronta el reto de un negocio con una reputación de mal desempeño, la reputación que permanece intacta es la de la empresa».
Como lo publica iprofesional.com el motor real detrás del desempeño corporativo no es tanto el jefe, sino la fuerza centrípeta de los promedios: los períodos de bonanza suelen venir seguidos de malos resultados y viceversa.
Los retornos altos atraen mucha competencia, lo que hace bajar las ganancias futuras; y los retornos bajos dejan a los supervivientes con menos rivales, lo que se traduce en mejores resultados en el futuro.
El reto de manejar y aprovechar la tecnología, sin descuidar lo que indica el mercado objetivo, es un desafío que debe enfrentar a diario los altos mandos de las compañías. La innovación, la capacidad de tener una mirada global y el entendimiento del entorno, son claves a la hora de dirigir una empresa.
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