Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.

«Estado se limitó a hacer cambios solo en la regulación técnica, lo que lleva al colapso de la profesión»


«Estado se limitó a hacer cambios solo en la regulación técnica, lo que lleva al colapso de la profesión»
Actualizado: 21 febrero, 2018 (hace 6 años)

Aquí hablaremos sobre...

  • ¿Cuál es el mayor reto que tienen para este año los contadores públicos? ¿Cómo deben afrontarlo?
  • ¿En términos ideales, qué elementos deberían constituir el perfil de un contador público competitivo?
  • ¿De qué forma se deben comprometer las instituciones educativas para formar contadores?
  • ¿Cuál podría decirse que es el plus de la Contaduría Pública frente a otras posibilidades de formación universitaria?
  • ¿Cuál es el mejor consejo que se le puede dar a un contador público recién egresado que va a enfrentarse a su vida laboral?
  • ¿Qué deben hacer los diferentes entes que rigen la profesión para que haya unión en el gremio contable?

Daniel Sarmiento Pavas, exconsejero del Consejo Técnico de la Contaduría Pública y socio director de ACS-SMS Colombia, piensa que al Ministerio de Educación le hace falta compromiso para elevar el nivel de exigencia en la carrera de Contaduría Pública, lo que se convierte en un punto crítico.

¿Cuál es el mayor reto que tienen para este año los contadores públicos? ¿Cómo deben afrontarlo?

Este tema hay que verlo desde dos puntos de vista: el contador público independiente y el contador público como funcionario. En el primer caso, creo que en este momento el reto más importante tiene nombre propio: supervivencia. Digo esto porque el ejercicio profesional independiente está sometido hoy a más presiones que nunca, y lo dice alguien que en este momento ejerce como tal.

“El panorama desafortunadamente no es positivo, y lo peor es que no se vislumbran los cambios necesarios para que esto mejore”

Por un lado, la cada vez más fuerte presión del Estado sobre el profesional, incrementando las cargas a niveles francamente insostenibles bajo las actuales circunstancias. Por otro, la guerra tarifaria, que cada vez empeora, haciendo incurrir a los colegas en riesgos cada vez más elevados, para nada compensados con su remuneración. El panorama desafortunadamente no es positivo, y lo peor es que no se vislumbran los cambios necesarios para que esto mejore, porque como lo he sostenido en muchas oportunidades y durante años, mientras las estructuras formativa, institucional y legal no se reformen es poco lo que se puede hacer. El Estado se ha limitado a hacer cambios solo en la regulación técnica, pero lo hemos repetido una y otra vez: esto lleva al colapso de la profesión y creo que los casos crecientes de colegas vinculados a procesos jurídicos como consecuencia de su ejercicio, me dan la razón.

En cuanto al ejercicio como funcionario, el reto más importante a mi manera de ver es la actualización. Y cuando hablo de actualización, no me refiero solamente a lo tributario, que es en donde usualmente se enfocan los colegas, descuidando lo demás. La cantidad y profundidad de los cambios técnicos y normativos que se generan cada año es enorme y las materias que hay que conocer para ejercer son cada vez mayores. Por consiguiente, se requiere actualización, además de lo fiscal, en técnicas financieras, en procedimientos informáticos, en modelos de medición, en gestión y otras muchas áreas que afectan hoy el ejercicio. No hacerlo expone a las organizaciones a riesgos significativos y al mismo profesional. Si uno hace una somera revisión de los casos en los cuales hay procesos abiertos contra contadores públicos, puede ver que no solo afectan a revisores fiscales sino a contadores que responden por la contabilidad de las entidades.

¿En términos ideales, qué elementos deberían constituir el perfil de un contador público competitivo?

​Creo que el perfil depende del rol, por lo cual, si hiciéramos un análisis pormenorizado de los perfiles para los roles, entraríamos en un trabajo largo y dispendioso. Debe recordarse que la regulación profesional en Colombia es diferente en lo esencial a la de la mayoría de los países. En cuanto a las diferencias más importantes: en Colombia los contadores deben firmar los estados financieros como preparadores, en la mayoría de los países no. En Colombia los contadores dan fe pública por el solo hecho de serlo, lo cual tiene múltiples aplicaciones, en muchos países los contadores solo opinan, no dan fe pública. En Colombia existe la revisoría fiscal, que tiene las mismas obligaciones de fondo en todos los casos, en el resto del mundo no existe una figura que recoja todo lo que exige la revisoría.

Considero que el contador público, en lo genérico, debe tener competencias superiores a los contadores de otros países. Debe ser muy fuerte en lo técnico contable, por supuesto, pero también debe tener una buena formación en otras áreas del conocimiento como las matemáticas, las finanzas, la informática, el inglés, la gerencia, la gestión de riesgos y el aseguramiento, por mencionar las principales. Pero también tiene que tener formación humanista, conciencia ética, buen manejo del idioma, que en muchos casos es deplorable, y buenas relaciones interpersonales. Como se observa, esto impone retos muy grandes para las universidades, porque estas competencias se empiezan adquirir en ese ambiente.

¿De qué forma se deben comprometer las instituciones educativas para formar contadores?

Este es uno de los puntos críticos de la profesión en el país. Creo que hace falta mayor compromiso del Ministerio de Educación para elevar el nivel de exigencia universitaria. Si bien el nivel de las pruebas Saber Pro ha mejorado, ni siquiera los resultados de estas pruebas tienen impacto para el ejercicio, porque no son exámenes que tengan consecuencias a la hora de obtener el título. ​La visión sobre lo que debe ser un contador público está tan polarizada en la academia como en la profesión misma y considero que la autonomía universitaria ha sido utilizada como un subterfugio para mantener programas con un nivel de calidad muy discutible.

¿Cuál podría decirse que es el plus de la Contaduría Pública frente a otras posibilidades de formación universitaria?

Debemos reconocer que la Contaduría Pública no ha logrado atraer la atención de los estudiantes a pesar de los casi 70 años de existencia en el país. Es innegable que la profesión ha sido vista como un generador de empleo mayor que otras profesiones y que muchos estudiantes incursionan en la carrera con esa perspectiva, sin importar si tienen la vocación para ser contadores. Por eso la carrera ha sido tradicionalmente vinculada con los estratos populares de la población, porque son pocos los estudiantes de alto nivel socioeconómico que estudian Contaduría Pública.

A manera de ejemplo, debo mencionar que muchos contadores prefieren que sus hijos estudien otras carreras afines, como finanzas, o administración, porque consideran que tienen más «caché» que la Contaduría Pública. Durante varios años fui profesor en una facultad de finanzas y a menudo preguntaba a los alumnos de primeros semestres a qué se dedicaban sus padres y me sorprendí de que muchos de ellos eran hijos de contadores. Eso muestra lo que muchos colegas piensan de su propia profesión. ​

Creo que esta visión de la profesión es totalmente injusta. En las ciencias económicas, en mi criterio, no hay profesión más versátil que la Contaduría Pública y un buen contador, supera en mucho a un buen profesional de las demás carreras afines. Considero que esto sí puede cambiar con el tiempo, si se logran ajustar los asuntos anteriormente nombrados, ya que esto pondría al contador en un nivel mucho más competitivo que el de otros profesionales, por la exigencia y variedad de competencias requeridas. ​

¿Cuál es el mejor consejo que se le puede dar a un contador público recién egresado que va a enfrentarse a su vida laboral?

Que busque construir prestigio y buena reputación, antes que buscar ingresos. Si la vista está puesta en el dinero, el profesional se hace vulnerable, y esta es una profesión especialmente sensible a lo ético. ​Lo técnico debe ir de la mano con la ética profesional.

¿Qué deben hacer los diferentes entes que rigen la profesión para que haya unión en el gremio contable?

Honestamente, soy pesimista frente a ese rol. Lo soy porque siempre he considerado que para el Estado la profesión no es importante.​ Los órganos de la profesión carecen de visibilidad. Da tristeza ver por ejemplo que a menudo los ministros confundan la Junta con el Consejo, estando adscritos al mismo ministerio. Es una labor titánica lograr una reunión con el ministro del ramo. Y siendo una profesión regulada desde lo público, si los órganos de la profesión no tienen peso dentro del Estado, poco pueden hacer para cambiar la profesión.

La unión gremial, por otro lado, es algo que se ve muy lejano. La razón, es que no hay un gremio lo suficientemente fuerte como para que aglutine la mayoría de los profesionales. Las corrientes de la profesión han estado en conflicto permanente desde el inicio de los tiempos. No se ve que haya conciliación entre esas posiciones. La polarización es total. Así que para que haya un gremio fuerte, en mi opinión, no será por la vía de la concertación, porque eso no hará que la mayoría de los profesionales se afilie. Aun en el utópico caso de que hubiera acuerdo entre las diferentes posiciones, solo se lograría atraer unos cuantos miles de colegas. Pero somos más de 250.000 profesionales en ejercicio. Por lo tanto, la única forma de lograr que haya un gremio fuerte es haciendo una colegiatura obligatoria, como ocurre en la mayoría de los países. Pero tampoco eso se ve probable en el mediano plazo.

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