Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Carolina Calderón Fuentes, contadora pública y consultora de Global Financial Managers, piensa que el MinCIT debería ser objetivo, que si va a cambiar las reglas, que sea de una vez por todas y que no se confunda pidiendo información bajo dos parámetros distintos: COLGAP y Estándares Internacionales de Información Financiera.
El papel del contador se deterioró tanto que al parecer solo nos dedicamos a realizar registros y estar lejos de la sociedad: no nos permitimos expresar nuestras opiniones respecto a la información contable de la entidad ni ante los entes de la organización.
Los contadores debemos tener otros objetivos ya que somos quienes reflejamos en los estados financieros la realidad económica de la empresa. Nuestra ética juega un papel importante en la sociedad, ya que somos los que constatamos la veracidad de la información financiera que demuestran las empresas. Debemos analizar cada movimiento con el fin de evitar situaciones fraudulentas, así como ser libros abiertos a la sociedad; es decir, ser transparentes con nosotros mismos y con los demás.
Los contadores están llamados a ser imparciales y a mostrar la realidad económica de la empresa, a realizar una adecuada planeación tributaria y a dejar de lado los tabúes que se presentan por el hecho de llevar a cabo la profesión, como lo son: hacer siempre lo que el representante legal de la empresa desea, la evasión de impuestos y la alteración de la información según otros intereses.
Desde mi punto de vista, el contador público debe estar especializado en diferentes áreas; ser capaz de opinar y no quedarse rezagado a simples números; debe ser una persona proactiva e integral en cada aspecto de su vida (laboral, profesional, sentimental, espiritual y social).
Pienso que en su gran mayoría los contadores públicos han mostrado resistencia al cambio. Por otra parte, las cargas laborales de los contadores son muchas, lo que hace que estos no se centren en aprender y en conocer a fondo las normas. Lo anterior conlleva a que, en muchos casos, los profesionales contables desconozcan los cambios que se han venido realizando.
Por otra parte, el tema de las normas internacionales es tan confuso, que ni la misma entidad que emite las normas se entiende con el tema; el hecho de expedir una resolución, y luego con el tiempo cambiarla, deja mucho que desear y pensar. El Ministerio de Turismo, Industria y Comercio –MinCIT– debería ser objetivo y si va a cambiar las reglas, que sea de una vez por todas y no estar con “pañitos de agua tibia” confundiendo a las entidades y a los contadores, pidiendo información bajo dos parámetros: COLGAP y Estándares Internacionales de Información Financiera.
La profesión contable es muy bonita y amplia, como muchas otras, tiene aspectos positivos y negativos, pero no por ello debe ser desvalorizada. Si tengo que hablar de puntos malos, diría que no es bien remunerada, la carga laboral es exagerada, las empresas creen que los contadores deben saber de todo y no es así. Finalmente, nuestra profesión estuvo rezagada durante mucho tiempo, por lo cual los cambios han sido algo bruscos.
También hay puntos negros que se deben tener en cuenta, por un lado, que la profesión no es valorada por los mismos contadores y menos por las empresas, y por otro, la competencia desleal sigue en incremento.
Finalmente, las ventajas que tenemos no son nada despreciables: requerimos constantemente de actualizaciones, poseemos muchos campos de acción y contribuimos al crecimiento profesional, tanto de los otros, como de nosotros mismos.
Fundada en el año 2000 con la misión de “elevar el nivel profesional del Contador Público”
