Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
Catalina Tobón Cuellar, gerente de estrategia e investigaciones económicas de Old Mutual, habló en exclusiva con Actualícese sobre la realidad del Bitcoin en Colombia. Asegura que hay un largo trecho por recorrer para entender su operación y los riesgos por su volatilidad y sofisticación.
Las criptomonedas deberían considerarse como un activo de altísimo riesgo no solo por el alto grado de volatilidad y sofisticación, sino además porque no tienen el respaldo real que presentan los activos financieros tradicionales.
Para dar un ejemplo del alto nivel de volatilidad, recordemos el caso del Bitcoin, cuya cotización al cierre del año se ubicaba en niveles cercanos a los USD 600, avanzó hasta junio hasta niveles cercanos a los USD 3000, desde allí y hasta mediados de julio retrocedió hasta los USD 2000 y ha vuelto a aumentar hasta por encima de los USD 3500. Adicionalmente, y aunque se creó como un mecanismo de pago, el comportamiento reciente del precio ilustra que el mercado lo percibe más como un activo de especulación, con todos los riesgos que esto conlleva.
Al no existir una regulación y supervisión estricta relacionada con la utilización y comercialización de las criptomonedas, personas inescrupulosas pueden aprovechar estos vacíos jurídicos para realizar operaciones ilegales.
Por ejemplo, durante muchos años se utilizaron las criptomonedas para realizar transacciones relacionadas con el narcotráfico en lo que se denomina Deep Web (redes que no tienen supervisión y escapan al control de las autoridades). No obstante, teniendo en cuenta estos riesgos descritos anteriormente, los expertos argumentan que la tecnología transaccional que sustenta el Bitcoin, Blockchain, podría revolucionar los mercados por su alto nivel de seguridad y eficiencia. Esto ya se está viendo, en meses recientes Citi y Nasdaq suscribieron un acuerdo para incorporar al Blockchain dentro de su plataforma transaccional con el fin de brindar mayor seguridad a las transacciones financieras de sus clientes.
El Bitcoin es un sistema electrónico de pago descentralizado, donde los propietarios eligen un cartera o wallet, que no es nada distinto a un software que sirve para almacenar, recibir y enviar Bitcoin a otros usuarios en forma de direcciones codificadas únicas.
Las transacciones con Bitcoin se realizan a través de “bloques” encriptados que se crean recurrentemente según las necesidades del mercado. Estas transacciones se registran y la línea de tiempo de cada Bitcoin se hace inviolable en bases de datos abiertas llamadas Blockchains, donde hay completa trazabilidad de la moneda digital y sus operaciones; estas características hacen pensar en las criptomonedas como medios de pago seguros.
Con el ruido que se le ha dado al tema, han aparecido estructuras de negocios de redes o con estructuras piramidales que prometen altos retornos a los inversionistas a través de la inversión en Bitcoin. Si usted hace un balance de los riesgos y los beneficios de una eventual inversión en Bitcoin y decide invertir, es mejor operar directamente a través de espacios destinados para tal fin, tales como coinbase, que son carteras (wallets) que le permiten tener control sobre el bitcoin.
El regulador ha guardado cautela frente a la reglamentación de las criptomonedas, pues todavía hay un largo trecho por recorrer en cuanto al entendimiento de su operación, los riesgos y beneficios que imponen en los mercados. Dicho esto, para que la reglamentación ocurra deberían darse dos condiciones necesarias, más no suficientes: la adopción masiva del Bitcoin como medio de pago y que exista un antecedente en esa dirección en otro lugar del mundo (a manera de ejemplo, Japón ya reglamentó el Bitcoin) que ayude a evaluar los efectos de una eventual reglamentación. Si esto se da, el regulador tendría motivos y evidencia suficientes para actuar en esa dirección.
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