Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
María Sol Navia, exministra de trabajo afirma en entrevista con Actualícese que entre más personas de altos ingresos se vinculen a Colpensiones, mayor será el subsidio que el Estado tendrá que proveer en el futuro para cubrir sus pensiones. Para ella, el incremento de la edad de jubilación se debe discutir.
María Sol Navia Velasco, exministra de trabajo piensa que hablar de reforma pensional, desde el punto de vista político, es impopular porque se tocan puntos como incrementar la edad de jubilación o las cotizaciones, o disponer un menor tope de recobro de pensión sobre el último salario.
Las estrategias están relacionadas con creación de empleo formal y formalización del trabajo informal. Estos temas están estrechamente vinculados con el comportamiento económico, la estructura tributaria, la educación y capacitación. En cuanto al crecimiento económico, vemos que está siendo muy débil y, por ello, las tasas de desempleo han venido incrementándose, aunque no de manera muy significativa, pero todo esto golpea directamente la vinculación de los trabajadores a la seguridad social.
Ante la ausencia de fuentes de empleo formal, las personas acuden a trabajos informales o formas de vinculación sin todos los requisitos legales, a fin de lograr ingresos. La reforma tributaria del año anterior golpeó directamente a las empresas, al consumo, al crecimiento económico y, por lo tanto, a la creación de empleo. Lo planteado por el presidente Duque sobre reducción de algunos impuestos a las empresas debería reflejarse en la vinculación formal de trabajadores.
La desigualdad entre los dos regímenes se origina en que, por una parte, el sistema de prima media que atiende Colpensiones y que está subsidiado por el Estado, es insostenible en el sentido que las mayores pensiones reciben un mayor subsidio. En contraste, las pensiones en los fondos de pensiones privados responden a lo efectivamente ahorrado por el afiliado, más los rendimientos respectivos, y se computan en base a estas sumas mediante cálculos actuariales.
Esta rivalidad se presenta porque los fondos de pensiones y Colpensiones buscan incrementar el número de afiliados, para tener mejores resultados en sus respectivos negocios. Sin embargo, entre más personas de altos ingresos se vinculen a Colpensiones, mayor será el subsidio que el Estado tendrá que proveer en el futuro para cubrir sus pensiones, ya que el ahorro efectivo no garantiza el dinero necesario para la pensión que obtendrán de acuerdo con las leyes vigentes.
Será indispensable llevar a cabo, en esta ocasión o muy próximamente, el incremento de la edad de jubilación, ya que la expectativa de vida se ha incrementado de manera sensible, lo que ya se ha hecho en algunos países. Ante la falta de cubrimiento de la población en edad de pensión, es necesario revisar toda la normatividad para buscar una solución integral que comprenda la revisión de la edad de jubilación, el monto de la pensión como porcentaje del salario devengado y el porcentaje de aportes al sistema. De lo contrario, el déficit será inmanejable.
Otro aspecto relacionado con la informalidad y el incremento en la edad de jubilación tiene que ver con la capacitación y con volver a entrenar a los trabajadores para los nuevos empleos en un mundo cambiante por la tecnología, de forma tal que el empleado no sea obsoleto a edades tempranas; más aún si la vida laboral se debe extender según los mayores índices de vida. Es fundamental contar con una política pública que incentive y apoye a las empresas en la necesidad y obligación de establecer y desarrollar programas de capacitación y reentrenamiento, así como en la vinculación de personas de más edad. De igual manera, se requiere estructurar sobre las relaciones tripartitas de empresas, trabajadores y gobiernos unas políticas y programas con esta orientación, para lo cual es necesario un relacionamiento estrecho con la academia.
Una de las propuestas que parece razonable es establecer un sistema en el cual Colpensiones o los fondos garanticen un número reducido de salarios mínimos donde llegaría el subsidio, y que a partir de allí se manejen como fondos voluntarios para obtener una pensión adicional. Otro sería poner un tope menor a las posibilidades de pensión en Colpensiones y dejar abierta la posibilidad del ahorro voluntario en los fondos para pensiones mayores.
El problema por el que no se ha realizado la reforma pensional es de orden político, por ser un tema inmensamente sensible para los congresistas y sus votantes. Es totalmente impopular incrementar la edad de jubilación o las cotizaciones, o poner un techo menor de recobro de pensión sobre el último salario. A propósito, se han hecho algunas modificaciones con posterioridad a la Ley 100 de 1993, pero muy pequeñas.
Desde los estudios preparados para dicha ley, ya se conocía que los efectos de ella lograrían un avance en esta materia, pero que el sistema sería deficitario con el correr de los años y que tendrían que realizarse otros ajustes. El avance ha sido muy tímido, debido al factor político. Sin embargo, es necesario realizar esta reforma con urgencia, para lo cual es imprescindible que se presenten a la opinión pública y, por tanto, a los congresistas, los números claros de las proyecciones futuras y la imposibilidad del Estado para su cubrimiento. La demagogia política y el populismo plantean lo imposible: mayores gastos a través de subsidios y servicios, y menores ingresos para el Estado, lo cual no resiste ninguna lógica.
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