Este artículo fue publicado hace más de un año, por lo que es importante prestar atención a la vigencia de sus referencias normativas.
La garantía es la responsabilidad que tiene el productor o proveedor de entregar al consumidor los bienes según los requisitos de calidad y funcionamiento necesarios. Para conocer el concepto normativo de garantía es necesario dirigirse a la Ley 1480 del 2011, la cual, en su artículo 5, la define como:
“Obligación temporal, solidaria a cargo del productor y el proveedor, de responder por el buen estado del producto y la conformidad del mismo con las condiciones de idoneidad, calidad y seguridad legalmente exigibles o las ofrecidas…”.
La misma ley, en el artículo 7, define cuál es la garantía legal, es decir:
“Es la obligación, en los términos de esta ley, a cargo de todo productor y/o proveedor de responder por la calidad, idoneidad, seguridad y el buen estado y funcionamiento de los productos”.
Esta se compone por 3 elementos: existir por un tiempo determinado; la responsabilidad recae sobre el productor, proveedor o quien responda solidariamente; y su finalidad es garantizar las condiciones ofrecidas (idoneidad, calidad y seguridad).
Cabe recordar que la doctrina, en reiterados pronunciamientos, ha planteado la responsabilidad de quien asume la garantía como la obligación de reparar y dejar en perfectas condiciones el bien. Ahora, si bien la devolución del dinero es una forma de asumir la garantía, es importante que primero el consumidor permita al responsable de asumirla la reparación de la falla.
Cuando se trata de una falla reiterativa, la normatividad señala que el consumidor podrá solicitar nuevamente la reparación, la devolución de la totalidad del dinero o parcial y el cambio del bien. La posibilidad que tiene el consumidor de recuperar su dinero tiene como propósito desligarlo de la obligación de soportar múltiples reparaciones de su producto.
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