“El ojo del amo engorda la vaca”. Siempre que se crea una situación de responsabilización podemos esperar un mayor cumplimiento de quien tiene una obligación; es un efecto innegable de la revisoría fiscal, del que abusan las autoridades, exigiendo que los auditores fiscalicen toda clase de deberes.
Cuando un cliente crece debería tener claros los ajustes que debe hacer en su organización. Mal hacen los contadores que soportan tantos cambios sin efectuar nuevas negociaciones; a veces el cliente no es consciente del apoyo que recibe. La desinformación de los clientes es fuente de muchos problemas.
En un país con gran desigualdad, en el que muchos adultos mayores pertenecen a los estratos 0, 1 y 2, y en el que un inmenso número de niños son abandonados y criados en circunstancias indeseables, debería impulsarse toda obra de caridad dirigida hacia esos grupos de la población.
Los controles de los administradores gozan de más apoyo que los que están llamados a vigilarlos. La revisoría es sometida a múltiples vejámenes para “colocarla en su sitio”, es decir, para hacerla perder su independencia frente a la administración.
Nos apartamos de la idea de un colegio único ante la evidencia de que unos quieren imponer a otros su forma de pensar y de actuar. Por eso hemos puesto de ejemplo el régimen del Reino Unido, en donde seis o siete organizaciones tienen la capacidad de conferir a quienes aprueben el título para ejercer.
Sabemos que los asuntos éticos son considerados a regañadientes o ligeramente cuando se fijan en normas jurídicas. En cambio, la conciencia de un contador puede llegar a ser más exigente que lo acostumbrado. ¿Para usted la rotación es un asunto de conciencia o un deber legal?
La mayoría de las veces los contadores hacen lo que es obligatorio y no aportan nada más. Por esto, los empresarios no ven que estos profesionales aporten valor en términos de aumentar los ingresos o la rentabilidad. Para las organizaciones, los contadores ni siquiera producen lo que cuestan.
El cobro del impuesto en el régimen simple no tiene en cuenta la capacidad adquisitiva.
Pretender que las personas aumenten sus costos sin que se avizore un aumento de las entradas es simplemente desear que la situación social y económica del pueblo se deteriore.
Una cosa es comparar los resultados de una empresa contra los presupuestados o contra un patrón teórico; otra cosa es la comparación con otros entes del mismo sector económico. Muchos administradores se apresuran a señalar las características particulares de una empresa.
Hoy en día algunos profesionales de la contabilidad están sosteniendo que este Gobierno ha politizado al Consejo Técnico de la Contaduría Pública.
Los nuevos miembros, Carlos Augusto Molano y Jesús María Peña, apenas se están posesionando y ya se está descalificando su trabajo.
En nuestra realidad, al profesional contable lo tendrán por cómplice hasta que demuestre lo contrario.
Además de desconocer el principio de inocencia, las autoridades tampoco respetan la norma que establece que a ellas corresponde la carga de la prueba.
Óscar Darío Morales y Hernando Bermúdez Gómez coinciden en que los organismos de la profesión carecen de credibilidad y son poco activos.
Pese a que los salarios de los contadores han mejorado, continúan siendo bajos.
Orientación del Consejo Técnico de la Contaduría Pública fue rechazada por muchos.