Vemos en la expresión “fiscal” una derivación del antiguo fiscus, canasto de mimbre en el cual el funcionario competente recogía los impuestos a favor de los emperadores romanos.
Desde entonces esta expresión alude a la hacienda pública, a los bienes fiscales, al patrimonio del gobernante.
Varios contadores utilizan el valor o costo histórico como criterio de reconocimiento, específicamente de medición, de manera que las cifras de la contabilidad financiera se acerquen a las exigencias tributarias.
Este criterio práctico implica una infracción del principio de realidad o sustancia económica.
Nos llama la atención que en el año 2016 un 15 % de los recién egresados del pregrado de contaduría no estaba cotizando al sistema de seguridad social. O no habían conseguido trabajo o estaban evadiendo estas obligaciones. El mercado laboral debería ser objeto de un constante seguimiento.
Todas las empresas tienen un gobierno. Pero no todas cuentan con un buen gobierno. Para nosotros la característica principal de este es el respeto.
Es necesario reconocer y proteger los derechos humanos, civiles, políticos, económicos, sociales y culturales de las personas.
En su borrador, la Supersociedades propuso derogar las normas del Código de Comercio que tratan de los libros de comercio y reemplazarlas por una que remitiría a los desarrollos de la Ley 1314 de 2009. Varios miembros de la respectiva mesa rechazaron la sugerencia y propusieron un texto alternativo.
Cuando leemos propuestas que son reiteración de los textos actuales, con algunas mejoras tomadas de discusiones previas, nos queda claro que sus autores no conocen, o si conocen no dan efecto, a los grandes y graves problemas por los que atraviesa la contaduría pública colombiana.
¿Cuánto tiempo debe dedicarse a una revisoría fiscal? Todos aceptamos que ello depende de la complejidad de la respectiva empresa. Esto debe ser evaluado antes de cotizar la prestación de servicios profesionales, cosa que algunos no hacen y que otros realizan con descuido. No se trata solo de firmar.
Los que piensan que el sistema contable no es una base esencial de los estados financieros llegan a pensar que se puede opinar sobre estos sin haberse asegurado de que la fuente de sus datos es confiable. El valor probatorio de la contabilidad surge de los soportes, comprobantes, libros e informes.
El derecho tributario ha desfigurado la revisoría, forzando comportamientos que no son propios de la profesión contable, pero que convienen mucho a la autoridad fiscal. El verdadero sentido de la colaboración no es hacerle mandados a las autoridades, sino compartir informes y hallazgos
La contabilidad analítica permite conocer tendencias que no son de fácil percepción. Por ello es un gran error pensar que la contabilidad solo le sirve al Estado. Los primeros que deben usar bien la contabilidad son los contadores, pero lamentablemente algunos no pasan de procesar comprobantes.
En un documento reciente, el Consejo Técnico de la Contaduría Pública dice: “(…) La presente orientación es de aplicación para revisores fiscales de entidades que no están clasificadas como grupo 1 (…)”, disposición que hemos censurado, por la falta de conocimiento de los argumentos que dieron lugar a ella.
Miles de contadores son consejeros de negocios para muchísimas personas naturales que suelen poner toda su confianza en ellos. Es un trabajo que se recompensa también con cariño y respeto cuando se hace bien. Así como es usual ir al médico, nuestra cultura debería enseñar a ir donde el contador.